Extiendo mis brazos, creo sentir la dulce brisa de los árboles, ésta música me ha acompañado siempre, aunque me olvide de las formas, la melodía siempre me lleva a ese lugar donde nada puede hacerme daño, mi tibia cama junto al calor de la linea del sol en el piso de mármol italiano.
Me estoy reencontrando con la que alguna vez fui, volviendo a las raíces del árbol que hizo madurar mis frutos, a los golpes, rápido pero seguro.
Cuando el tiempo pase, me dolerá menos (dicen), pero olvidarme... jamás (nunca digas nunca).
Alguna vez sus ojos me querrán transmitir algo que este dirigido sólo a mí???
Sus manos siempre estuvieron frías, ver el cielo me ayuda a olvidar todo el frío de su falta de alma.
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