En una cita en una cafe conocido en Israel, con un hombre que no es tan hombre,nos sentamos.
Me pido la limonana garus que tanto me gusta, mi bebida favorita y èl un chocolate caliente.
Cuando estábamos sentados en el banco sentí por una milésima de segundo el olor mi amor caìdo, mi hermoso amor enfermo y desaparecido.
Sus labios eran finos, fríos e insípidos y su boca tenía un sabor no atractivo. Lo siento pero no pude evitar en el alma recordar esos labios hermosos y rosados que me hicieron soñar y sentir la vida y la pasión de verdad.
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