El martes estaba en el bus leyendo una de mis últimas obsesiones literarias cuando sube un chico que a simple vista me pareció igual a Ojos Azules, de lejos, el horrible casual destino dio que se sentara justo al lado mío, con su novia (ja).
Al observarlo tímidamente (como de costumbre) de reojo, me dí cuenta que solo algunas leves ondas capilares tenían cierto parecido con el maplecito.
Sus ojos no eran azules sino de un marrón intenso, su piel no era de esa porcelana pura y lisa, sus manos no eran tan delicadas, sus dedos no eran tan largos, y su vello facial no era tan angelical (pubis ?)
Demoré unos diez minutos en perforar mi fantasía de espejos y seguí escuchando los consejos de Kate , ella me dijo que el cielo y el infierno es lo mismo.
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